martes, 19 de mayo de 2009

Buenas Noches, Saigón

Esta entrada me ha pillado por sorpresa, porque tenía en mente hablar de otras cosas. Pero inevitablemente hoy me tengo que rendir ante el que quizás es el poder más grande que nos ha sido otorgado a los seres humanos, lo que realmente nos hace marcar la diferencia. Y no, no me refiero al amor, ni al Renacimiento, ni a Eurovisión... sino a aquello que defendía y enardecía Aristóteles en su Poética (aquel que con tanto ahínco terminó descubriendo Sean Conner... digo... Guillermo de Baskerville): el Humor.
Y es que cuando uno lleva un día de esos torcidos y de repente algo provoca una mágica sinapsis en un lugar recóndito del cerebro y estalla no en una carcajada sino en un festival de sonrisas, a eso lo llamo yo un pequeño milagro. Eso es lo que me ha causado el vídeo que os traigo hoy, la despedida de ayer de la 34 (¡sí, 34!) temporada de Saturday Night Live (por supuestísimo me refiero al programa original, no la porquería nacional esa que ni siquiera se emite en sábado -hay que ser energúmenos-). Aquí es donde normalmente haría una soflama sobre cómo estos tipos nos llevan décadas de ventaja en todo, desde cómo hacer un guión, un stand-up comedy o un sencillo sketch, pero no quiero que mi vinagre me amargue el buen humor.
Pues bien, en la despedida nos encontramos una típica reunión de yuppies en torno a unas cervezas, discutiendo qué harán en las vacaciones. Entre ellos, caras reconocidas como Bill Hader (habitual de Judd Apatow) o el inconmensurable Will Ferrell, que en nuestro país es o bien desconocido o bien detestado de manera totalmente injusta. El resto, un comentario sobre Vietnam, unas maracas que aparecen de la nada, y una antológica versión del "Goodnight, Saigon" de Billy Joel, acompañado de gente parecida a la que traen de invitados al Saturday Night de aquí (introducir carraspeo irónico): Tom Hanks al saxofón, Anne Hathaway a la guitarra eléctrica (nótese que un guitarrista de la banda lleva una guitarra del "Guitar Hero") o Paul Rudd (alias Mierda Embolsada) al violín. Supongo que hace más gracia si conoces la canción original así que os dejo algunos enlaces para que podáis disfrutar mejor el vídeo:
"Goodnight Saigon" de Billy Joel en Youtube
Letra de la canción (en inglés)



Lo que hay que hacer para irse sin pagar...

jueves, 14 de mayo de 2009

El País Enfermo

Supongo que no queda nadie que no haya visto (bueno, oído) los pitidos de ayer en Mestalla durante la final de la Copa del Rey cuando sonaba el himno español. Siempre con la misma cantinela, unos pitando, y otros sorprendiéndose de que piten. Siempre hay pardillos que se siguen rasgando las vestiduras al ver que Españña (imprescindible la segunda "ñ") se rompe, cuando ni en la época en que éramos el Imperio En El Que Nunca Se Ponía El Sol estábamos de acuerdo. Y es que ni con el mejor equipo de relaciones públicas podría mejorar la desastrosa imagen que tienen nuestros símbolos. He de reconocer que siempre me he sentido una especie de apátrida, y nunca he comprendido la pasión que suscita "ser" de un sitio u otro por el mero hecho de haber nacido en ese lugar (por elegir hubiese preferido nacer en el Hollywood de la Edad Dorada, aunque fuese poniendo cafés); pero también reconozco que, secretamente, soy de esos que sienten malsana envidia cuando ven a los yanquis en pie emocionados con la mano en el pecho. Aunque la pasión y las emociones cuando hablamos de patriotismo o deporte son difícilmente explicables o comprensibles, ¿quién no ha deseado abrazar ese sentimiento de pertenencia a algo, sea un país o una camiseta o un Dios?. Vaya, ya me estoy yendo por las ramas...
El meollo de la cuestión es que yo (como muchos otros) no siento ninguna emoción positiva cuando escucho el himno español o veo la bandera. Es más, como a muchos otros, tanto un símbolo como el otro me traen, como salidas de una visceral conciencia colectiva, connotaciones antiguas, incluso aterradoras. Y es que cuando los americanos escuchan el "Barras y Estrellas" quizás ven a los Padres Fundadores sobreponerse a una atroz guerra civil redactando una Constitución que unió a todo un país y nombró a todos los hombres iguales y libres; quizás al son de la Marsellesa los franceses recuerdan cómo en el corazón de su tierra ardió una Revolución que acabó con la vieja Europa de Reyes hijoputas a golpe de Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano. Pero, ¿en qué pienso yo cuando me planto ante la bandera de mi propio país?. Si fuera Pérez Reverte pensaría en el Siglo de Oro o en la Armada Invencible (ejem...); pero por más que lo intento, no puedo más que acordarme de los fascistas que nos han hecho esto. No culpo a los símbolos, sino a los cabrones que se apropiaron de ellos. Porque desgraciadamente somos un país enfermo. Enfermo porque durante 40 años (¡40 años!) permitimos que un enano dictador hiciera que España se quedase atrás en los momentos más importantes del siglo XX, permitimos que sus botas militares se posaran en nuestros cuellos. Y lo peor de todo fue que no hicimos nada, no hubo Revolución, no hubo un país que se alzase contra el dictador como uno solo para echarle de nuestra Historia. Peor aún, la dictadura se llevó a cabo con el apoyo de gran parte de la población (no sé si por cobardía o por ignorancia). Mientras el mundo se abría al futuro, mientras el hombre pisaba la luna, nosotros veíamos el NO-DO. Y tuvo que morirse el enano, lo repito, ¡tuvo que morirse! para que terminase la dictadura y comenzase una "transición" (vergonzoso término) en el que el heredero del enano fue coronado (sí, sí, como los Reyes aquellos que derrocaron los franceses) y aún hoy se le considera un héroe por impedir (impedir no el pueblo, sino un "Rey") un golpe de Estado que hubiese desembocado en otra dictadura. Y tampoco hubiéramos hecho nada con ella, tan sólo esperar de nuevo a que se muriese el militar de turno. En cualquier otro país orgulloso de su Historia hubiesen quemado el Parlamento antes de verlo ocupado por dictadores, pero aquí... aquí sencillamente miramos para otro lado, como lo hacemos con los pitidos. La verdad es que no nos hemos ganado la Democracia que tenemos, por eso la despreciamos en todas las elecciones con la escasa participación, por eso nuestra clase política es tan abrumadoramente incompetente, aburrida e infantil. Por eso no sé lo que significa el "orgullo" de ser español.
Aunque tampoco hay que ser tan drástico. Ser español, reconozcámoslo, es cuando menos especial, como ser del Atletico de Madrid. Confieso que no me gusta el fútbol, pero cuando me gusta soy del Atlético, sufridor, irracional... porque, ¿por qué ser colchonero pudiendo celebrar títulos año sí y año también siendo azulgrana o merengue?. Ahh, parece que ya noto ese fervor que no sé explicar de dónde viene, comienza en la boca del estómago y sube como una bandada de pájaros hasta estallar en mi corazón.
Apátrida, sí. Pero del Atleti.

martes, 5 de mayo de 2009

El síndrome Joaquim Phoenix (dejen de aburrir a Hugh Laurie)

Convertirse en ermitaño no es una tarea fácil en absoluto. Conlleva ir separándose paulatinamente de la sociedad, cortando ataduras y convenciones que antes dábamos por hechas. Pero también es como lanzarse al vacío sin red, a sabiendas de que a partir de ese momento todos te mirarán como a un loco, un perturbado, un demente... Cuántos no me han mirado a mí mismo de ese modo al compartir con ellos cosas tan sencillas como que, a mis 28 años, no tengo intención alguna de solicitar una hipoteca (el moderno contrato de esclavo), me troncho ante la idea de casarme por la iglesia y no se me pasa por la cabeza el procrear (donde esté un buen perro...). O que no, no pienso comenzar a reciclar para sentirme mejor conmigo mismo y ser moderno.
Siempre se ha dicho que en los manicomios hay más cordura que en ningún otro sitio, y que el mundo fuera de sus muros no es más que una institución mental en potencia. Todos caminamos sobre el finísimo hilo del desequilibrio y la locura, por eso precisamente admiro a quien no ha nacido para funambulista y se deja caer al vacío inevitable. Y el último en hacerlo, y de qué manera, ha sido Joaquim Phoenix (si no lo conocéis, y dicho vulgarmente, el malo de Gladiator o el hermano de Mel Gibson en "Señales"). Este actor, del que poco se sabe de su vida personal más allá de ser el hermano del malogrado River Phoenix (su prematura muerte a la salida de una discoteca conmocionó a Hollywood), fue invitado al programa de David Letterman y ocurrió... bueno, lo podéis ver por vosotros mismos. Joaquim se presentó con un aspecto un tanto curioso, poco hablador y desconcertado. Atentos a la entrevista porque no tiene desperdicio:



"¿De qué se ríe la gente?", acierta a decir en un momento el pobre Joaquim. Y es que el presentarte en un late show negándote a seguirle el juego al gracioso de turno y sus estúpidas preguntas no podía desembocar más que en la hilaridad de la audiencia y del propio presentador. Cosa que aprovechó Ben Stiller en los Oscar para sacarle tajada al asunto, la diferencia es que Stiller tiene gracia y Letterman, desgraciadamente, no:



Algo parecido le va a acabar pasando al pobre Hugh Laurie, condenado por toda la eternidad a repetir una y otra vez la misma entrevista cuando acude a un programa. Básicamente sólo le preguntan por tres cosas: si es verdad que es inglés, no americano; si va a traer a su familia a vivir a Estados Unidos, y si es verdad que su padre era médico. No hay más que ver la cara de Laurie cuando una y otra vez es bombardeado con las mismas memeces cuando todo el mundo espera que haga de House y responda con sarcasmo:



Podrían preguntarle, por ejemplo, por la época en la que tenía uno de los mejores programas de humor de la televisión, A Bit of Fry and Laurie, en el que junto con Stephen Fry realizó gags antológicos y siguen siendo, junto con los Monthy Python, mis humoristas favoritos de televisión. Como muestra, un botón (bueno, varios):

El mítico Mr.Nipple


Y mi favorito, la canción "Mistery" de Hugh Laurie:


Llegados a este punto, seguramente os preguntaréis a qué ha venido la absurda introducción del ermitaño y todo eso si luego era una excusa para poner vídeos graciosos de Youtube. Yo también me lo pregunto.