"Veo mucho potencial, pero está desperdiciado. Toda una generación trabajando en gasolineras, sirviendo mesas, o siendo esclavos oficinistas.La publicidad nos hace desear coches y ropas, tenemos empleos que odiamos para comprar mierda que no necesitamos. Somos los hijos malditos de la historia, desarraigados y sin objetivos, no hemos sufrido una gran guerra, ni una depresión. Nuestra guerra es la guerra espiritual, nuestra gran depresión es nuestra vida. Crecimos con la televisión que nos hizo creer que algún día seríamos millonarios, dioses del cine, o estrellas del rock. Pero no lo seremos, y poco a poco lo entendemos, lo que hace que estemos muy cabreados".
Personalmente el cabreo por no ser estrella del rock se me pasó hace tiempo, aunque siga utilizando la escoba como micrófono (jamás como escoba). Pero sí tengo el resquemor, no, la profunda decepción de ver cómo la vida se va pareciendo cada día menos a una película. De terror en estos tiempos que corren, diríais algunos. Ni eso. El terror requiere ritmo, no apatía. Ferocidad, no impotencia. Imaginación, no prozac. No, la vida es la antítesis del cine, el falso documental donde nunca pasa nada y lo que pasa tiene la emoción de una jornada en la Bolsa.
Por esa razón tengo un plan.

Mi plan está enterrado en un bosque cerca de una playa sin memoria, como el Pacífico de Andy. Me da miedo que alguien lo encuentre pero aún más miedo me da que nadie lo encuentre. Allí guardo un secreto que es sólo mío. O quizás se me olvidó enterrarlo, qué memoria la mía. O quizás mis dudas no son más que la máscara que me pongo para que la sorpresa sea mayor. Es lo bueno de los planes. Y es lo malo de mezclar la realidad con la ficción: llega un punto en que todo puede ser algo confuso...
Lo sabía. Un Cylon. Todo encaja.
ResponderEliminarQué grande! Los que nos sentimos perdidos a menudo nos pensamos que somos los únicos. Y somos legión.
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